martes, 1 de noviembre de 2011

"Sólo el 10% de esquizofrénicos consiguen un empleo estable"












Psiquiatría
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INTERVENCIONES SOCIALES EN LA PRÁCTICA

"Sólo el 10% de esquizofrénicos consiguen un empleo estable"

Manuel Martín Carrasco, director del Instituto de Investigaciones Psiquiátricas de la Fundación María Josefa Recio, de Valladolid, ha explicado a Diario Médico aspectos como el pronóstico de la esquizofrenia, la incidencia en los niños y los principales avances terapéuticos.








¿Cómo es hoy el pronóstico de la esquizofrenia?
-No es bueno, sobre todo en términos funcionales. Los tratamientos están consiguiendo una condición muy significativa en algunos de los síntomas típicos de la enfermedad, como delirios, alucinaciones o trastornos del pensamiento. Pero en cambio hay otros que no mejoran, especialmente los llamados síntomas negativos y cognitivos. Como consecuencia de ello, el funcionamiento social de estos pacientes es malo. Solamente el 10 por ciento de las personas con esquizofrenia consiguen un empleo estable. Aunque hemos avanzado, aún queda mucho por hacer.
¿Cuáles son los principales avances terapéuticos?
-Los que se han producido en los últimos años son fundamentalmente la introducción de terapias farmacológicas mucho más tolerables que los fármacos clásicos. A partir de los años 80 se empezaron a introducir los llamados antipsicóticos de segunda generación, que tienen un perfil más benigno. Esto es muy importante porque se trata de tratamientos a largo plazo, ya que no son curativos sino paliativos. La eficacia de los fármacos nuevos no es mucho mejor, pero en cambio la tolerancia sí lo es, por lo que el cumplimiento terapéutico es mucho mejor y la evolución global de los enfermos es más positiva que con los fármacos clásicos.
¿Qué otras técnicas novedosas se están empleando como tratamiento?
-Sabemos que los tratamientos farmacológicos tienen que complementarse con intervenciones psicosociales, porque allí es donde no llegan los fármacos; una intervención psicosocial puede mejorar mucho la calidad de vida y la funcionalidad de la persona. Destacan en esta línea el tratamiento asertivo comunitario, la rehabilitación cognitiva, el adiestramiento en habilidades sociales y las técnicas de intervención familiar, que son muy importantes. La familia tiene una gran sobrecarga y no se la puede dejar sola; necesita ayuda, guía y acompañamiento.
¿Ha crecido el número de personas con esquizofrenia que se integran en la sociedad?
-Todavía, por desgracia, estas intervenciones psicosociales no están a disposición de la mayoría de pacientes. Sólo el 10 por ciento de las personas con esquizofrenia tienen acceso a ellas. No se ha trasladado a la práctica clínica, por lo que hay que dar cabida a este tipo de terapias y proporcionarlas. Es difícil en tiempos de crisis… Es una demanda clara, sin duda la principal, de estas jornadas.
¿Los cuidadores tienen la formación adecuada?
-Desde las Hermanas Hospitalarias, a través del Instituto de Investigaciones Psiquiátricas, estamos preparando el programa Educa, destinado a diseñar herramientas familiares de intervención. Ya hemos realizado estudios en familiares de personas con Alzheimer.
¿Es un tema tabú el de las enfermedades mentales en niños? ¿Hay pocos casos?
-No, no hay pocos. El número es creciente. Durante mucho tiempo se tuvo la infancia mitificada como una edad feliz. Por supuesto eso no es así. Claro que hay patologías. En el último borrador de troncalidades médicas, que no ha llegado a aprobarse por circunstancias políticas, el Ministerio de Sanidad reconocía la creación de una especialidad de psiquiatría infantil. Todavía no existe pero hay una conciencia clara de su gran necesidad. Las tasas son menores que en adultos, pero los casos son graves. También hay cuadros mixtos entre autismo y psicosis infantil.

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