sábado, 30 de abril de 2011

"El Armisticio final""Poesía de Subterfugios"





La lluvia caía estrepitosamente en negro.
Aquel día,
lejos de trivialidades,
me molestaba el ruido del reloj,
hacia mis oidos sonaba,
tic,tac derecha e izquierda,
quizás lo tuviera yo en mi cabeza,
y así era,
me costó tanto tiempo conseguirlo,
dada mi política estricta del dinero que,
fué un regalo,
a quién agradecí tal obsequio,
y no acabé gastando el mio,
como ya dijeron en la "Escuela de Chicago":
el contról de la masa,es necesaria,
humana y monetariamente "digo yo".
Fui pintor asiduo,
traté diversos asuntos,
las calles,los retratos,bodegones,
pero mi personalidad se inspiraba,
en la filosofía del arte,
y mi mente en "la presencia real"hoy en día,
de mi propia realidad,
podrían ser mis deseos,
sutíl admiración perdida,
"por el hombre solitario",
y la mujer poeta,también asiduo,
como el pintor Friedrich,alemán,
y sus pinturas románticas,
frente a los grandes espacios,
que no me gustan tanto y
las fuerzas naturales.
Fui fotógrafo moderno,
mi visión era subjetiva,
paisajes,árboles,
troncos,anillos y trigos,
banalidad cotidiana,
trivialidad de la gente y ausencia de,
un estilo esmerado que privilegia el espacio pequeño.
Así imaginando,
me gustó una mujer casada,aún no era,
cortesana,griega,modelo,
que se casó con un hombre hace tiempo y
nunca la juzgué,
fué a otro lugar,
un día me besó,
y descubrí mi eterna juventud,
pues faltaba ella a la mía,
auténtica belleza,en el recuerdo.
Como si fuera la diosa Friné,
descubrió su cuerpo,
voló libre,
como un río que nace en el Oeste,
y desemboca en el lado opuesto,
como patos surcando,
nunca supe de esta amistad
ni lo que pasó entre nosotros,
ante esta indiscreción solo
quedan malos tiempos para el amor y
la lírica.

Autor : Juk Nery
Revisado.- 30/Abril/2011

El estado actual de la Psicofarmacología y la Psiquiatría





Comentario: el estado actual de la psicofarmacología y la psiquiatría
viernes, 01 abr 2011

Por Ross J. Baldessarini


* Director, Psychopharmacology Program, McLean Hospital Belmont, Massachusetts, Estados Unidos
* Professor of Psychiatry and in Neuroscience, Harvard Medical School, Boston





La psiquiatría clínica moderna ha pasado a estar dominada por la psicofarmacología a múltiples niveles a lo largo de las últimas décadas, tras una época de hegemonía psicodinámica en muchos países. La inauguración de una importante revista de psiquiatría internacional, la Revista de Psiquiatría y Salud Mental española, nos brinda la oportunidad de analizar el estado actual de la psiquiatría en relación con la psicofarmacología.


El inicio de la psicofarmacología moderna puede fecharse en el momento de la reintroducción del carbonato de litio (utilizado anteriormente para tratar la gota) en la medicina clínica para el tratamiento y la prevención de la manía por parte de John Cade en Melbourne en 1949, o en los descubrimientos iniciales de los efectos antimaníacos y antipsicóticos de clorpromazina en París por Pierre Deniker et al1 en 1952. El fármaco neuroléptico-antipsicótico clorpromazina y sus múltiples análogos químicos aparecidos en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo procedían de agentes antihistamínicos-sedantes conocidos desde finales de la primera década del siglo xix. Esto constituyó una importante contribución de la tecnología química y farmacéutica, pero también intervino en ello la observación clínica casual. Su descubrimiento condujo finalmente al desarrollo de los antidepresivos, empezando con la imipramina a finales de los años cincuenta, y de los fármacos antipsicóticos de segunda generación («atípicos»), el primero de los cuales fue la clozapina, en 1960. Ambos fármacos diferían de los neurolépticos tricíclicos por tener un anillo central de siete carbonos que modificaba radicalmente las características estereoquímicas y las acciones de estos fármacos respecto a los agentes antagonistas de los receptores principalmente de dopamina D2 que tenían abundantes efectos adversos neurológicos, para pasar a ser un agente antagonista débil de la dopamina y antiserotoninérgico potente (clozapina) o un inhibidor del transporte neuronal de noradrenalina o serotonina (antidepresivos tricíclicos)1,2.




Estos descubrimientos clínicos, en gran parte accidentales, aunque recogidos con gran perspicacia, estimularon fuertemente toda una generación de investigaciones básicas y aplicadas destinadas a aclarar las acciones de los nuevos fármacos y a orientar el desarrollo de nuevos tratamientos que se esperaba que fueran mejores. Además, un concepto central asociado a esta investigación biológica fue que lo contrario a las acciones farmacodinámicas de los fármacos antipsicóticos, antimaníacos o antidepresivos podría aportar una pista respecto a la fisiopatología, si no la etiología, de los trastornos psiquiátricos importantes que todavía eran idiopáticos. Esta estrategia cuestionable concuerda con lo que se ha realizado a lo largo de la historia de la investigación biomédica en psiquiatría a lo largo de los dos últimos siglos, que han estado marcados por oleadas de intentos de aplicar desarrollos técnicos en ese momento innovadores de la biología y la medicina general a la psiquiatría3. En el caso de la psicofarmacología, surgió la esperanza de que una gama limitada de acciones farmacológicas identificadas fuera necesaria y a la vez suficiente para explicar sus efectos y para introducir innovaciones adicionales. Este planteamiento condujo a avances extraordinarios en el conocimiento de la neurobiología básica de la neurotransmisión de las sinapsis químicas cerebrales4, además de respaldar una eficiencia cada vez mayor en la identificación precisa de nuevos compuestos con acciones similares a las de los más antiguos1,2.


Este proceso, aparentemente plausible, muy atractivo e incluso convincente, se desarrolló a lo largo de varias décadas, impulsado por un círculo de pensamiento cerrado, cuyos orígenes quedaban a menudo olvidados. Este proceso se ha caracterizado, por ejemplo, por considerar prácticamente de forma exclusiva los fármacos antidopaminérgicos como posibles tratamientos para los trastornos psicóticos o la manía, y los fármacos potenciadores de aminas como posibles antidepresivos. Aunque las características químicas involucradas en ello han sido cada vez más diversas, las acciones farmacológicas básicas han continuado siendo similares a las de los fármacos que se conocían en 1960. Cabe argumentar que la innovación real se ha visto dificultada por este pensamiento circular y cerrado, ciertamente en cuanto al desarrollo de fármacos, pero también en cuanto al planteamiento de hipótesis biológicas, puesto que las dos líneas de investigación han estado cada vez más entrelazadas. El resultado ha sido una notable disminución de la innovación real durante la pasada década, a pesar de las inversiones masivas en investigación y desarrollo y de la introducción de nuevas tecnologías muy potentes de investigación y de búsqueda sistemática5. Es decir, son muy pocos los nuevos fármacos psicotropos que constituyen mecanismos de acción novedosos, y los candidatos que ha habido han fracasado a menudo en el ámbito clínico. Además, los costes del desarrollo han pasado a ser enormes, sobre todo para los ensayos clínicos, que cada vez más son incapaces de mostrar una eficacia clara de nuevos agentes1,2,5. Además, existe un paralelismo en los avances manifiestamente desalentadores en el conocimiento biológico de la posible fisiopatología, y no digamos ya de la etiología, de los principales trastornos psiquiátricos, o en la aplicación de nuevos principios biológicos al desarrollo directo de tratamientos mejores o con un mayor fundamento racional6,7,8,9.


Este proceso científico se ve gravemente limitado por la falta de pistas plausibles respecto al fundamento biológico coherente de los síndromes psiquiátricos principales idiopáticos. A pesar de su aparente plausibilidad y productividad en tantos aspectos de la medicina moderna, la confianza en la posibilidad de que los enfoques biológicos contribuyan a aumentar el conocimiento básico de los principales trastornos psiquiátricos parece requerir un verdadero acto de fe. Sin una patología tisular o una fisiopatología coherente que permitan orientar tanto la investigación básica, orientada a la etiología, como la terapéutica experimental racional, la psiquiatría continúa a la espera de descubrimientos imprevistos y de las consecuencias del tipo de observaciones casuales que llevaron al descubrimiento de la práctica totalidad de las clases de fármacos psicotropos modernos hasta 19601,2. El conocimiento cada vez más sofisticado de las acciones farmacológicas parece ser la luz con la cual se intenta encontrar las llaves perdidas, aun cuando haya pocas razones para pensar que este enfoque (por muy atractivo y plausible que sea) vaya a resultar superior a ningún otro.


Por expresarlo de manera concisa, la psicofarmacología puede haber estado y continuar estando sobrevalorada, no sólo como vía para la obtención de un conocimiento biológico sobre trastornos todavía idiopáticos, sino también incluso como fundamento satisfactorio para avanzar en el tratamiento clínico. La fácil disponibilidad en todo el mundo de una gama creciente de tratamientos farmacológicos para la mayor parte de los trastornos psiquiátricos ha tenido enormes repercusiones en la conceptualización y la práctica de la psiquiatría clínica, gran parte de ellas favorables o incluso revolucionarias, pero también algunas cuestionables o incluso contraproducentes. Plantear las teorías biológicas basándose en las acciones de los fármacos psicotropos ejerce unos efectos estimulantes y, a la vez, limitadores sobre la investigación biomédica en psiquiatría, y además tiene repercusiones importantes en la terapéutica y en la práctica clínica psiquiátricas.


Durante varias décadas hemos dispuesto de fármacos para tratar una amplia gama de enfermedades mentales graves, incluidas las psicosis, los trastornos bipolares y depresivos, y los diversos síndromes de ansiedad y adicción. Los fármacos aprobados para el uso clínico y la comercialización han cumplido generalmente los criterios de eficacia convencionalmente aceptados. Esos criterios incluyen de forma característica el hecho de ser estadísticamente superior a un placebo inactivo en al menos algunos ensayos clínicos controlados y aleatorizados, y el de ser aparentemente similares en sus efectos beneficiosos a los fármacos ya aceptados para un uso clínico amplio. Sin embargo, este tipo de evidencia tiene importantes limitaciones. Muchos productos candidatos a un empleo como medicación superan al placebo de manera poco uniforme, y pueden producir unos efectos paliativos marginales sobre algunos síntomas. Estos efectos favorables pueden ser estadísticamente aceptables, pero pueden tener una magnitud del efecto bastante limitada o pasar por alto aspectos clínicamente importantes de la enfermedad, como la capacidad cognitiva, la función o la mayor mortalidad. Obtener una evidencia adecuada sobre la efectividad profiláctica a largo plazo resulta aún más difícil que demostrar la eficacia a corto plazo en las fases agudas de unas enfermedades que se reconocen cada vez más como recurrentes o crónicas. Ha habido una tendencia a aceptar como evidencia a este respecto los resultados de ensayos clínicos en los que se suspenden los tratamientos que se están empleando y ello va seguido de una recaída clínica. Estos ensayos se realizan a menudo en pacientes cuidadosamente seleccionados que apenas se recuperan de la enfermedad aguda y no son necesariamente representativos. Además, muchos ensayos no parecen tener en cuenta la demostración repetida de que, con prácticamente todos los tipos de fármacos psicotropos, al suspender la administración, sobre todo si se hace rápidamente, se produce de forma temprana un riesgo excesivo de recurrencia o recaída10,11,12, lo cual plantea cuestiones tanto clínicas-científicas como éticas1.

El establecimiento de una terapéutica racional y basada en la evidencia,cuando menos en psiquiatría, continúa siendo una esperanza lejana, puesto que resulta difícil ordenar según su eficacia los fármacos disponibles de una misma clase. Es decir, los intervalos de confianza de las valoraciones de la mejoría o de las tasas de «respondedores» (porcentajes de pacientes que muestran una mejoría sintomática parcial en ensayos de una duración limitada) suelen solaparse, incluso en muchas de las poco frecuentes comparaciones directas de fármacos antidepresivos,antipsicóticos y antimaníacos.Este punto muerto en el que nos encontramos puede reflejar las considerables limitaciones que tienen los métodos de ensayos clínicos cuando se aplican a los trastornos psiquiátricos, basándose de manera casi exclusiva en las valoraciones de los síntomas altamente subjetivas (que son, a su vez, una imagen bastante limitada de las repercusiones clínicas que tienen los trastornos psiquiátricos). Además, hay una gran heterogeneidad incluso en los diagnósticos asignados de manera muy cuidadosa sobre la base de los sistemas nosológicos modernos, que continúan siendo descriptivos y fenomenológicos, y tienen un valor predictivo variable.Cabe esperar una heterogeneidad adicional de los diagnósticos como consecuencia de la tendencia recientemente popularizada de hacer participar a múltiples centros internacionales en los ensayos de medicamentos.Esta tendencia aparentemente eficiente ha sido potenciada al hacer participar en los estudios a centros de menor coste, aunque de áreas remotas y menos desarrolladas, con lo que es incierta la posibilidad de generalización de los resultados a los mercados clínicos principales. En los países desarrollados, cada vez se recurre más a las organizaciones de investigación bajo contrato (CRO) para gestionar los ensayos clínicos dentro de las consultas clínicas, habitualmente con pocos pacientes por centro y con una afectación relativamente leve por la enfermedad. Otra posibilidad es que muchos centros académicos o especializados tiendan a incluir a pacientes cada vez más complejos y atípicos en los que han fracasado los tratamientos previos.Todas estas tendencias pueden aumentar la heterogeneidad y la inconsistencia en los resultados de los ensayos clínicos, con un descenso de las comparaciones del fármaco con placebo y una menor posibilidad de generalización. A su vez, estos resultados tienen probablemente su origen en la tendencia de las observaciones heterogéneas a presentar una regresión a la media del resultado.Es de destacar que el problema del diagnóstico y la clasificación psiquiátricos no es sólo un problema importante para la terapéutica experimental, sino también para la mayor parte de formas de investigación psiquiátrica, incluida la dificultad para encontrar formas de identificar «fenotipos» relativamente homogéneos para los estudios genéticos y de otro tipo.


La falta de una separación clara, según su eficacia, de los diversos fármacos para la mayoría de tipos de psicotropos comporta la necesidad de realizar más ensayos de comparación directa en vez de comparaciones de los resultados de distintos ensayos, y tal vez la conveniencia de considerar características de subgrupos que representen a los pacientes con mayor o menor capacidad de respuesta o tolerancia del tratamiento. Ambas sugerencias han encontrado una fuerte reticencia por parte de la industria. Es improbable que un fabricante tenga interés en someter a su producto a ensayos comparativos destinados a identificar cuál es el mejor medicamento. De igual modo, muchos directivos de corporaciones parecen preferir las posibilidades de comercialización amplia de fármacos que pueden aportar un beneficio mensurable, aunque no necesariamente óptimo, en categorías amplias de pacientes con trastornos heterogéneos. Sin embargo, un número cada vez mayor de expertos en marketing perciben el valor de diferenciar sus productos de otros fármacos muy similares mediante la demostración de una eficacia o tolerabilidad superiores en subgrupos clínicos específicos.

Por último, aunque sea doloroso tener que considerarlo, la aparición de los tratamientos farmacológicos modernos para la mayoría de las enfermedades mentales graves ha interaccionado de maneras complejas con la práctica clínica y con la economía de los sistemas actuales de asistencia clínica. La clasificación rápida, aunque sea de forma superficial en grupos diagnósticos poco seguros, seguida de una prescripción, evitando tener que ocuparse de una asistencia global, y con un cuidado posterior muy limitado, puede ser atractiva desde el punto de vista económico, pero comporta el riesgo de fomentar una práctica clínica minimalista y relativamente irreflexiva. Aunque se han señalado las graves limitaciones del movimiento «biopsicosocial» como base para una mejora del diagnóstico o como método de investigación,existen abundantes razones clínicas para adoptar un enfoque más global frente a los pacientes con trastornos psiquiátricos importantes de causa desconocida, que es característico que sean complejos y que comporten una alteración de la vida del paciente. En pocas palabras, sería una tragedia que la simplicidad, la eficiencia y el ahorro de costes continuaran dando una influencia indebida a la psicofarmacología clínica, incluso si se olvidaran los avances que se han producido en los dos últimos siglos en la psicopatología y los enfoques psicosociales.

viernes, 29 de abril de 2011

El Programa de Trastornos Bipolares del Clínic de Barcelona







Terciarismo en psiquiatría: el Programa de Trastornos Bipolares del Clínic de Barcelona


Por terciarismo se entiende un conjunto de prestaciones altamente especializadas o con un elevado requerimiento tecnológico o de experiencia profesional que, por su baja prevalencia, riesgo, interrelación con otros procesos y/o elevados costes, aconsejan su concentración...





Por terciarismo se entiende un conjunto de prestaciones altamente especializadas o con un elevado requerimiento tecnológico o de experiencia profesional que, por su baja prevalencia, riesgo, interrelación con otros procesos y/o elevados costes, aconsejan su concentración en un reducido número de centros dentro del sistema público de salud1. La definición de terciarismo en Psiquiatría es algo más ambigua, dado que la mayor parte de trastornos psiquiátricos son altamente prevalentes y el uso de la tecnología, más limitado que en otras especialidades médicas, pero indudablemente existen formas de trastornos mentales de altísima complejidad clínica (por su gravedad transversal o longitudinal, comorbilidad, y complicaciones asociadas), que son menos prevalentes que las formas leves o moderadas de la propia enfermedad, y los avances tecnológicos empiezan a introducirse no sólo en el ámbito de la investigación, sino también en la práctica clínica. Aunque desde algunos sectores se tiende a ver la práctica de la psiquiatría como algo más artesanal, subjetivo y poco tecnificado, la realidad es que tanto el examen neuropsicopatológico, como las exploraciones complementarias y las intervenciones farmacológicas y psicoterapéuticas han alcanzado un grado de sofisticación que, en pacientes de alta complejidad, se ajustan claramente a la definición de terciarismo. Si a ello añadimos innovaciones terapéuticas como la estimulación cerebral profunda, la estimulación del nervio vago, o la estimulación magnética transcraneal, por no mencionar los progresos técnicos en terapia electroconvulsiva, resulta evidente que existe una psiquiatría de alta tecnología y complejidad, obviamente reservada a una minoría significativa de los casos. El terciarismo va de la mano de la especialización, o de lo que podríamos llamar “superespecialización”. La psiquiatría actual está en pleno proceso de definición de subespecialidades, algunas de ellas plenamente asentadas, como la psiquiatría infantil o las adicciones, otras recién nacidas en las últimas décadas, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el autismo, los trastornos de la conducta alimentaria, y otros más. El progreso del conocimiento ha provocado, como ocurrió con la medicina interna primero, y con muchas especialidades médicas después, la aparición de unidades especializadas en patologías específicas: ejemplos son las unidades de epilepsia, las de infección por VIH, o las de trastorno bipolar, por poner un ejemplo de nuestra especialidad. Las unidades especializadas van de la mano del terciarismo y ofrecen intervenciones diagnósticas y terapéuticas a los pacientes de alta complejidad que no pueden ser atendidos adecuadamente en los servicios de atención primaria o especializada convencional. Una de las primeras unidades especializadas desarrolladas en España en el ámbito de la psiquiatría es la unidad o programa de trastornos bipolares del Hospital Clínic de Barcelona (PBC).




El PBC nació en 1995 en el Hospital Clínic de Barcelona, un hospital general universitario bien conocido por su tradición de aunar de forma excelente la asistencia, la docencia y la investigación. El Clínic y la Universidad de Barcelona comparten un Instituto de investigación llamado Institut d’Investigació Biomèdica August Pi i Sunyer, que canaliza sus recursos a través de la Fundació Clínic. El PBC no fue reconocido oficialmente hasta 2001, pero por entonces ya contaba con una velocidad de crucero razonable en cuánto a productividad asistencial, docente, e investigadora. En el apartado investigador, los primeros trabajos eran muy clínicos, entre los cuales destacaba el desarrollo de un programa de psicoeducación que fue financiado por un proyecto de los Fondos de Investigación Sanitaria (FIS) del Instituto de Salud Carlos III y el Stanley Medical Research Institute de Maryland (Bethesda, Estados Unidos), que también apoyó la investigación neurocognitiva (un área inexplorada entonces en esta enfermedad), epidemiológica, y algunos ensayos clínicos que nos permitieron adquirir experiencia para ampliar nuestra capacidad de analizar nuevos fármacos y técnicas para el tratamiento del trastorno bipolar. Paralelamente, el PBC comenzó a ser conocido dentro y fuera de nuestras fronteras, lo que atrajo a jóvenes clínicos e investigadores de diversos países a formarse con el equipo. La auténtica especialidad del PBC en la vertiente asistencial es el tratamiento de pacientes de alta complejidad (por ejemplo, cicladores rápidos); en la vertiente docente, la formación de clínicos e investigadores jóvenes en el manejo de estos pacientes y en su formación en psicofarmacología, neuropsicología, y psicoterapias específicas; y en la vertiente investigadora, en dar respuesta a preguntas surgidas desde la cabecera del enfermo y llenar el hueco entre la investigación de carácter más experimental y sus aplicaciones a la práctica clínica. El PBC cuenta hoy día con 23 miembros estables, y los recursos en personal y dispositivos del Hospital Clínic y sus instituciones asociadas. Además de proveer asistencia especializada de calidad con una continuidad asistencial imposible de lograr sin una organización por programas, en lugar de dispositivos, el PBC ha conseguido, a lo largo de su existencia, generar conocimiento en áreas como la neurobiología, la epidemiología, la metodología y el tratamiento del trastorno bipolar. El PBC atiende a casi 800 pacientes, la mitad de los cuales acuden a él como centro de referencia para casos de alta complejidad, y el resto por pertenecer al área geográfica asignada al hospital y su centro de salud mental. En los últimos 15 años ha aportado casi 400 artículos publicados en revistas científicas de primer nivel, más de 1300 puntos de factor de impacto y unas 8.000 citas. El foco clínico permanece pero se ha ampliado a aspectos claramente traslacionales, incluyendo aportaciones relevantes en genética, biomarcadores, neuroimagen,neuropsicología,metodología, psicopatología,epidemiología,psicofarmacología,y psicoterapia, en forma de psicoeducación.El PBC ha contribuido también de forma notable en el desarrollo y validación de instrumentos psicométricos específicos38,39, el funcionamiento psicosocial de los pacientes,la evaluación de la adherencia terapéutica, y la preparación de guías para la práctica clínica de ámbito local e internacional.En los últimos años el PBC ha sido reconocido como grupo consolidado de investigación por la Generalitat de Catalunya, y ha aumentado sus recursos y colaboraciones a través de su participación en redes de centros de excelencia europeas y nacionales, como ENBREC (European Network of Bipolar Research Expert Centers) y el Centro de Investigación Biomédica En Red de Salud Mental (CIBERSAM). Las sinergias creadas en investigación colaborativa con otros centros españoles,europeos e intercontinentales han sido cruciales para el desarrollo de grandes proyectos multidisciplinares. Es importante destacar también la cooperación con la industria farmacéutica, llevada a cabo siempre con la máxima transparencia que ha permitido poner a la disposición de los clínicos y sus pacientes un buen número de nuevos tratamientos para el trastorno bipolar.




Quizás algunos no estén todavía convencidos de la existencia del terciarismo en psiquiatría, o lo vean como algo innecesariamente sofisticado y caro. Nuestra experiencia indica que las unidades especializadas son una necesidad y, en algunos casos, una realidad, que contribuyen a la equidad del sistema sanitario y que son eficientes cuando se delimita claramente su ámbito de actuación, que debe ser sobre todo el apoyo a los centros de salud mental y a la red de especialistas en psiquiatría comunitaria, y que permiten promover con éxito la docencia y la investigación. Confiamos en que, en una época de restricción de gastos y prestaciones, las instituciones sanitarias y sus gestores comprendan la importancia de apoyar este enfoque de la moderna psiquiatría, la que aúna los máximos estándares éticos, con la excelencia y el acceso a la tecnología, que es un derecho de todos.

jueves, 28 de abril de 2011

Los tornados y tormentas en el sur de EE.UU.



Solo en Alabama ya hay 162 fallecidos





Los tornados y tormentas dejan 250 muertos en el sur de EE.UU.

Las tormentas han afectado a media docena de estados sureños en los últimos días. Solo en Alabama ya hay 162 fallecidos

Según ha informado la oficina del gobernador Robert Bentley, al menos 248 personas han muerto por las tormentas que han azotado media docena de estados sureños en EE.UU. en los últimos días, dejando 162 muertos solo en el estado de Alabama. Otras 33 personas han fallecido en Mississippi, 33 en Tennessee, 13 en Georgia, ocho en Virginia y uno en Kentucky.

La peor parte se la ha llevado la zona norte y centro de Alabama, sobre todo el condado rural de Franklin, al noroeste del estado, con 18 muertos por las tormentas y 15 víctimas de un tornado, el peor en la historia de ese estado, que golpeó la ciudad universitaria de Tuscaloosa este miércoles. Otras 11 personas murieron en el condado de Jefferson, donde se encuentra la principal ciudad de Alabama, Birmingham.

El presidente Barack Obama ha declarado el estado de emergencia en la zona y ha pedido ayuda federal. "No conoceremos del todo los daños hasta dentro de unos días, pero seguiremos monitoreando estas tormentas que azotan el país y ayudaremos a los ciudadanos de Alabama", apuntó Obama ayer en un comunicado.

El Servicio Meteorológico Nacional de Predicción de Tormentas, con sede en Oklahoma, aseguró haber recibido un total de 137 informes de tornados en torno a las regiones afectadas durante la noche del miércoles.

El meteorólogo Josh Nagelberg, de AccuWeather.com, considera que el tornado registrado el miércoles podría ser el peor "en la historia de Alabama". En su avance hacia el este, la tormenta ha provocado más tornados en la vecina Georgia, donde ha habido dos muertos junto al límite con Alabama y Tennesse.

En Alabama, más de un millón de personas se quedaron sin electricidad, lo que exigió la respuesta de la Administración. El gobernador Robert Bentley confirmó que alrededor de 2.000 soldados de la guardia nacional se había desplazado a la zona para iniciar las tareas de búsqueda y rescate de los desaparecidos.

Tres centrales nucleares cerradas
El fuerte temporal también ha provocado daños de consideración en los edificios, infraestructuras y en el suministro eléctrico. De hecho, las tormentas han obligado a cerrar tres centrales nucleares de Alabama y a dejar fuera de servicio 11 líneas de alto voltaje. Otra portavoz de la EMA en Alabama, Lauree Ashcom, asegura que ya se está preparando todo lo necesario para comenzar la búsqueda de supervivientes y la retirada de escombros en cuanto el tiempo lo permita.









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Cuando cruzar la frontera te salva de la muerte

Refugiados colombianos: cuando cruzar la frontera te salva de la muerte
Cada mañana desde hace un año, Orlando Truque comienza su ronda como vendedor de arepas por la ciudad de Lago Agrio, capital de la provincia ecuatoriana de Sucumbíos, con una parada regular: la Dirección General de Refugiados.
"Yo recorro la ciudad pero arrimo aquí hasta las 08:00 y a esa hora me voy. En los últimos dos años ha llegado harto colombiano. Yo veo aquí aproximadamente unas 40 personas cada mañana", le cuenta a BBC Mundo este colombiano que vive en Ecuador desde hace ocho años.
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En la ciudad donde vive Orlando, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) creó una suboficina debido a la cantidad de personas que huían de Colombia cruzando la frontera sur, conformada por los ríos San Miguel y Putumayo.
ACNUR tiene registrados en las provincias ecuatorianas de Sucumbíos y Orellana unos 14.581 refugiados (el 99% colombianos) mientras que en todo el país la cifra de refugiados es de 52.000 (98% colombianos).
Según el Municipio de Lago Agrio, el 24% de la población de esta ciudad está compuesta por refugiados. Pero según datos de la ACNUR, en las comunidades rurales ecuatorianas cercanas a la frontera el porcentaje promedio de refugiados colombianos es del 60%.
La realidad de estos colombianos es muy distinta a la que viven sus compatriotas en centros urbanos como Quito, Guayaquil o la misma capital de Sucumbíos. Su cercanía a la zona de conflicto hace que, por ejemplo, muchos no quieran admitir su condición de refugiados.
"No"
"Yo recorro la ciudad pero arrimo aquí hasta las 08:00 y a esa hora me voy. En los últimos dos años ha llegado harto colombiano. Yo veo aquí aproximadamente unas 40 personas cada mañana"
Orlando Truque, colombiano residente en Ecuador
BBC Mundo visitó tres localidades fronterizas con ACNUR. Por seguridad de los entrevistados, ninguna será identificada en este reportaje y no aparecerá la identidad completa de los que accedieron a hablar con nosotros, incluso de aquellos que se dejaron fotografiar.
Antes de partir desde Lago Agrio hacia el norte, los miembros de la organización nos anticiparon que –a grandes rasgos- podíamos encontrar tres clases de refugiados: los que no quieren hablar, los que prefieren pasar como migrantes y no como refugiados, y los que no tenían miedo de compartir su historia.
En la primera localidad encontramos a Luzdary, quien lleva cinco años en Ecuador de los cuales tres estuvo esperando su estatus de refugiada. De entrada nos pide que no la fotografiemos y deja claro que no quiere regresar a Colombia.
Sólo nos cuenta que vino de la región colombiana del Caquetá porque allá había "problemas". Cuando BBC Mundo le pide si puede explayarse en la respuesta, la respuesta es aún más corta: "No".
Como la mayoría de las comunidades rurales del norte ecuatoriano, el pueblo donde vive Luzdary no tiene ni luz ni agua potable, aunque la vía está lastrada con piedras, lo que permite una mejor entrada de vehículos.
Son estas regiones que ya tenían pocos recursos las que han recibido gran parte del impacto social y económico que implica la llegada de refugiados. El objetivo del gobierno ecuatoriano y de la ACNUR es que la ayuda internacional beneficie tanto a los que huyen como a los que los reciben.
Por amor
La mayoría de las comunidades rurales del norte ecuatoriano no tienen luz eléctrica ni agua potable.
En la segunda localidad que visita BBC Mundo, a la que se accede por una vía de tierra sin piedras, otro ecuatoriano llamado Fredy nos dice que desde hace cinco años cada vez llegan más colombianos, pero todo se ha vuelto parte de la tradicional dinámica fronteriza.
"Aquí no tenemos ningún problema con la gente del otro lado. Somos vecinos. Siempre intercambiamos. Por ejemplo en deportes, vamos al otro lado. Ellos vienen acá. Y jugamos fútbol. Jugamos Ecuador vs. Colombia o jugamos variados, revueltos. No hay rivalidad".
En este pueblo BBC Mundo entrevistó a dos hermanas refugiadas, Liliana y Nancy, pero ambas dijeron haber cruzado la frontera sólo por amor. Las dos están casadas con ecuatorianos.
"¿Quién sabe qué motivos tendrán para venir? Violencias, de pronto", dice Liliana cuando le preguntamos por qué hay tantos refugiados colombianos en Ecuador.
Su hermana Nancy responde que en la zona del Putumayo donde ellas vivían las "balaceras se escuchaban lejos".
"No se trata de decir que todos los colombianos en esta provincia han huido, pero si son refugiados y dicen que no lo son es por porque están demasiado cerca y porque saben que en estas zonas, de ambos lados, sigue habiendo actores del conflicto", le había anticipado a BBC Mundo el francés Xavier Creach, jefe de la suboficina de Lago Agrio.
"¿Cuándo me tocará?""El campesino está muy relacionado con la tierra. Entonces no se puede suponer que todo se solucionará cuando se acabe el conflicto en Colombia. Queda el tema de la reintegración, que para un campesino significa recuperar sus tierras, su finca"
Xavier Creach, ACNUR
Además del miedo, propio de todo refugiado, Creach destaca otra particularidad de la mayoría de colombianos que viven en las zonas rurales ecuatorianas: su condición de campesinos.
"El campesino está muy relacionado con la tierra. Entonces no se puede suponer que todo se solucionará cuando se acabe el conflicto en Colombia. Queda el tema de la reintegración, que para un campesino significa recuperar sus tierras, su finca".
En la tercera localidad, BBC Mundo encuentra a uno de estos campesinos, Pablo, quien tenía su propiedad en el Caquetá y era parte de una cooperativa de 60 "finqueros". En un periodo de tres años sólo quedaron 13.
"Si a uno lo llamaba el ejército para pedirle papeles, inmediatamente había quien lo estaba viendo y le decía a los otros 'ése está hablando con el ejército'. Y si no lo mataban, lo desterraban".
"Entonces uno ya empieza a sentir un temor y se dice '¿cuándo me tocará a mí'? Entonces, para no llegar a ese lugar, yo dije 'mejor me voy'. Hice un mal negocio y me fui".
Pablo no duda cuando se le pregunta si regresaría: "Yo quisiera volver. Aquí es muy bueno pero no hay como el país de uno. Y más cuando el sustento de uno es únicamente las manos para trabajar. Cuando uno tiene dinero las cosas cambian, pone un negocio. Pero así es difícil".
La carga"Si eres periodista es más fácil regresar. O un defensor de derechos humanos. Vuelves a tu departamento en Bogotá. No digo que su situación actual no sea complicada pero la dinámica de la reintegración es mucho más fácil", dice Creach.
"Si pones a un campesino en una casa de cemento con agua, electricidad y teléfono en una ciudad no va a regresar. Va a decir: '¿Y después qué hago? Yo lo único que sé hacer es cultivar'", agrega.
Con respecto a las acusaciones aparecidas en algunos medios ecuatorianos de que hay refugiados en el país que colaboraron con los grupos armados del otro lado de la frontera, Creach piensa que muy poca gente entiende lo que es para un campesino vivir en una zona de conflicto.
"Un grupo armado viene a pedirte un pollo. Hay que ser bien ingenuo para pensar que puedes negarte. Te toca darlo. A veces te toca dar tu hijo. ¿Cuántas familias en Colombia tuvieron que entregar un niño como parte de una campaña de reclutamiento forzoso?".
Pablo no tuvo que entregar a ninguno de sus cuatro hijos pero sí debió pagar un impuesto –conocido como "vacuna"- a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por sus bienes y debió pedir permiso a la guerrilla antes de poner a la venta su finca.
Con respecto a su condición de refugiado, este campesino opina que siempre existe un recelo hacia él y hacia los suyos. "No lo digo por mi comunidad, pero afuera uno se da cuenta. '¿Por qué se vendría? ¿A cuántos no mataría?' Esa es la carga que llevamos todos los colombianos".

miércoles, 27 de abril de 2011

"Comprensión del significado emocional del mundo social"







Artículo original
enfermedades mentales / Psicosis / Esquizofrenia
19/abr/2011 · Schizophrenia Bulletin. 2011 Ene;37(1):164-176.

Disfunción de una red cortical de línea media durante valoraciones emocionales en la esquizofrenia.
(Dysfunction of a Cortical Midline Network During Emotional Appraisals in Schizophrenia.)

Autor-es: Daphne. J. Holt; Balaji Lakshmanan; Oliver Freudenreich...(et.al)



Resumen
Una de las características cardinales de la esquizofrenia es la pobre comprensión o la mala interpretación del significado emocional de las interacciones y eventos sociales, que a veces puede tomar la forma de un delirio de persecución. Se ha demostrado que la comprensión del significado emocional del mundo social implica a una red cortical paralímbica de línea media. Sin embargo, la función de esta red durante las evaluaciones emocionales en pacientes con esquizofrenia no se conoce bien.

En este estudio, se midieron las respuestas hemodinámicas en 14 pacientes con esquizofrenia y 18 sujetos sanos durante la evaluación de descripciones de situaciones sociales con valencia afectiva negativa, positiva y neutral. Los grupos sano y de esquizofrenia mostraron patrones opuestos de respuestas frente a situaciones sociales emocionales y neutras dentro de las cortezas medial prefrontal y cingulada posterior, los participantes sanos mostraron una mayor actividad a lo emocional en comparación con las situaciones neutrales, mientras que los pacientes mostraron una mayor respuesta a la neutralidad en comparación con las situaciones emocionales. Por otra parte, la magnitud de la respuesta en gyri bilateral cingulada a los estímulos sociales neutrales predice la severidad del delirio en los pacientes con esquizofrenia.

Estos hallazgos sugieren que la alteración del funcionamiento de las estructuras corticales de línea media en la esquizofrenia puede ser la base para las interpretaciones erróneas de los acontecimientos sociales, contribuyendo a la formación del delirio.

Para acceder al texto completo consulte las características de suscripción de la fuente original: schizophreniabulletin.oxfordjournals.org/



Abstract
A cardinal feature of schizophrenia is the poor comprehension, or misinterpretation, of the emotional meaning of social interactions and events, which can sometimes take the form of a persecutory delusion. It has been shown that the comprehension of the emotional meaning of the social world involves a midline paralimbic cortical network. However, the function of this network during emotional appraisals in patients with schizophrenia is not well understood.

In this study, hemodynamic responses were measured in 14 patients with schizophrenia and 18 healthy subjects during the evaluation of descriptions of social situations with negative, positive, and neutral affective valence. The healthy and schizophrenia groups displayed opposite patterns of responses to emotional and neutral social situations within the medial prefrontal and posterior cingulate cortices—healthy participants showed greater activity to the emotional compared to the neutral situations, while patients exhibited greater responses to the neutral compared to the emotional situations. Moreover, the magnitude of the response within bilateral cingulate gyri to the neutral social stimuli predicted delusion severity in the patients with schizophrenia.

These findings suggest that impaired functioning of cortical midline structures in schizophrenia may underlie faulty interpretations of social events, contributing to delusion formation.





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martes, 26 de abril de 2011

"La fotógrafa Rania Matar entra en las leoneras-refugio"















La fotógrafa Rania Matar entra en las leoneras-refugio de las habitaciones de adolescentes.

■Ha retratado a 300 muchachas de EEUU y Oriente Medio para el proyecto 'A Girl and Her Room' ('Una chica y su cuarto').
■Pretende documentar el espacio personal del tránsito hacia la edad adulta.
■"No están listas para entregar su niñez, pero el espejo está siempre ahí: un recordatorio de cómo las ve el mundo exterior".

Rania Matar es una reconocida y premiada fotógrafa especializada en entrar en territorios sobre los cuales la iluminación es tenue o, en ocasiones, inexistente. Sus fotos son documentales y predominante sobre asuntos relacionados con las mujeres.


Nació en Beirut (Líbano), creció durante la guerra civil de 1975, y se trasladó a los EE UU, donde vive, en 1984. Tras trabajar como arquitecta, descubrió su pasión por la fotografía y ha logrado vivir de ella. También da clases de fotografía documental en el prestigioso Massachusetts College of Art and Design. Todos los veranos se traslada a los campos de refugiados de Líbano para impartir talleres a chicas adolescentes.

Ha firmado proyectos de gran impacto: The Veil (El velo), Forgotten People (Los olvidados), Haiti: Dignity and Poverty (Haití: dignidad y pobreza) y Ordinary Lives (Vidas corrientes). Éste último fue, en 2009, su primer libro monográfico.

El último de sus grandes reportajes es The Girl and Her Room (Una chica y su cuarto), que terminó el año pasado, obtuvo varios premios y está a punto de ser publicado en libro.

Retratos de tweens
Es una idea fascinante (entrar en la intimidad de los cuartos-leonera de chicas adolescentes o en los primeros años de la veintena, la franja de edad que los estadounidenses llaman tween, entre teenager, de 13 a 19, y early twenty, venteañero temprano), que Matar desarrolló a partir de la observación de los cambios que se estaban produciendo en su hija y sus amigas.

"Me fascinaba la transformación que estaba sucediendo, con la edad y la personalidad adultas asomando y las inseguiridades ocupando el lugar del mundo protector en que las chicas habían vivido hasta entonces", explica.

Los primeros intentos de documentar en fotos el proceso fueron un fracaso. Matar empezó retratando a grupos de amigas: "Eran demasiado conscientes de la presencia de las demás chicas y el sentido de grupo, de pandilla, afectaba a la manera en que deseaban mostrarse en las fotos".

A partir de entonces decidió limitar las sesiones a una sola chica cada vez.

La habitación se convierte en
una extensión
de la chica¿Cuándo fue el momento de la revelación en que decididió que allí había un proyecto fotográfico para desarrollar?
Mi hija tenía 15 años y me di cuenta de que era muy distinta cuando estaba con sus amigas, casi como si se tratase de una persona diferente. Las chicas parecían querer demostrar que estaban actuando para las demás y cumpliendo las expectativas de las demás. Decidí que debía fotografiarlas una a una. Les pregunté sobre el lugar donde querían hacer las fotos. Un par de ellas eligieron sin dudarlo sus habitaciones. En ese momento supe que tenía el proyecto. Me di cuenta de que la habitación se convierte en una extensión de la chica, pero también de que la chica, como todo lo demás que hay en ese espacio, forma parte de la habitación.

¿A cuántas chicas ha retratado?
A más de trescientas, en los EE UU y Oriente Medio. El proyecto forma parte de mí, lo considero personal y estos dos lugares están hermanados en mi experiencia vital. No pretendo que sea un trabajo documental.

¿Cómo fue su relación con ellas?
Empecé con mi hija y sus amigas, pero me di cuenta enseguida de que sería mucho más provechoso, divertido e interesante construir desde la nada una relación fotógrafa-modelo. Nunca hubo grandes expectativas desde ninguno de los dos lados. La relación se basaba en la diversión, la intimidad y la colaboración. Con cada chica pasé una media de dos horas una vez que ellas entendían la idea.

¿Tomaba usted decisiones o participaba en el vestuario o los objetos con los que aparece cada chica?
Todo lo que aparece en cada una de las fotos estaba de antemano en la habitación. Nunca añadí nada. Lo normal era que no tuviese ninguna idea de antemano... Tras un tiempo con la chica en el cuarto entre ambas decidíamos qué debía aparecer en la foto. Aprendí a descubrir a las chicas a través de sus lenguajes corporales y sus habitaciones... A veces movía algo levemente para mejorar el encuadre, pero no modificaba la habitación. Otras veces eran ellas quienes me sugerían lo que debía aparecer en las fotos. Me encantaba que lo hiciesen... Quería estar segura de que las fotos representasen a las modelos.


Las chicas sienten la presión de un modelo socialUsted sostiene que estas jóvenes "se ven obligadas de pronto a comportarse como adultos. ¿Las presiona la sociedad? ¿Los padres? ¿Se presionan ellas mismas?
No creo que los padres las presionen de una manera consciente. La sociedad sí lo hace. Pero también las presionan sus cuerpos en desarrollo. Puede que todavía piensen como niñas, pero no lo parecen en su aspecto. Es decir, se espera de ellas que se comporten como personas adultas, pero no se sienten adultas. Es una navegación difícil hacia la condición de mujer joven. Los medios de comunicación y la sociedad en su conjunto retratan a las mujeres de éxito como flacas y bellas. Estas chicas, con sus cuerpos en transformación, sienten la presión de encajar en ese modelo para poder sentirse cómodas consigo mismas.

¿Qué conclusión sacó después de entrar en tantas habitaciones de tweens?
La tensión que mencioné en mi anterior respuesta está presente en todas las habitaciones. Las fotos pegadas en las paredes son de top models, grupos de rock o estrellas de cine, pero las camas están todavía llenas de peluches de su niñez de los que no quieren desprenderse. La mayor parte de las chicas están enganchadas a esos objetos, fotos o sábanas. No están todavía preparadas para entregar su niñez... Y el espejo, siempre presente, como un recordatorio de cómo las ve el mundo exterior.

Las chicas de los campamentos de refugiados tienen espejosLa habitación es un refugio ¿Puede ser también una celda?
La veo más como un refugio, un capullo, un vientre. No me parece que sea una celda, pero quizá es el otro lado de la moneda. Prefiero pensar en la habitación como el lugar tranquilo donde las chicas pueden ser ellas mismas y estar en una zona de comodidad; el lugar que pueden decorar, destrozar, en el que pueden almacenar sus cosas, colgar sus imágenes favoritas y, básicamente, controlar un mundo que parece inabarcable e incontrolable. Incluso en los campamentos de refugiados palestinos, donde las chicas no tienen casi nada en términos de posesiones, conservan ese sentimiento de ser ellas mismas en sus habitaciones, que casi siempre comparten con primos o sobrinos. ¡Y también tienen espejos! Y se preocupan por su aspecto, su ropa y su feminidad...

Una pregunta personal. ¿Cómo era su habitación a los 16 años?
¡Ojalá alguien la hubiese fotografiado! Recuerdo que estaba pintada de color naranja, que tenía un gran oso de peluche y mis posters de estrellas del rock (mi favorito era el francés Johnny Halliday). Tenía mis adorados discos de vinilo y casetes y una verdaderamente única colección de metralla y balas, cortesía de la Guerrra Civil del Líbano.